La victoria anticipada del Partido Laborista en las próximas elecciones del Reino Unido el 4 de julio promete un giro decisivo en el enfoque del país hacia las criptomonedas y los activos digitales. Históricamente, el espacio criptográfico ha crecido en el Reino Unido bajo el gobierno conservador, principalmente debido a su postura conciliadora hacia este sector emergente.
Los funcionarios salientes han mostrado entusiasmo por el mercado de criptomonedas. Por ejemplo, el Secretario de Estado de Economía, John Glen, presentó planes ambiciosos en 2022 para establecer al Reino Unido como un líder global en tecnologías de activos criptográficos. Ministros sucesivos han hecho eco de este objetivo, instando a una supervisión regulatoria equilibrada que no sofocara la floreciente industria.
Sin embargo, aún quedan pendientes la claridad y acción en ciertos asuntos relacionados con las criptomonedas. Estos incluyen la regulación final de las monedas estables, que está lista para ser considerada por el parlamento, y la búsqueda de claridad regulatoria en el staking, que es esencial para la seguridad y funcionamiento de las redes blockchain. Además, la industria necesita orientación sobre las promociones financieras, que tienen amplias implicaciones pero carecen de una definición clara del alcance.
El manifiesto del Partido Laborista, sorprendentemente, aún no ha abordado el tema de los servicios financieros o los activos digitales. Esta ausencia indica que aún no se ha formulado una postura oficial sobre las criptomonedas y las tecnologías blockchain, aunque será necesario que el partido aborde esto rápidamente en caso de llegar al poder.
El panorama de los activos digitales está aquí para quedarse y los competidores internacionales están estableciendo rápidamente marcos regulatorios estructurados. Si el Reino Unido no actúa con determinación, corre el riesgo de perder su estatus pionero en el campo, quedando rezagado detrás de regiones como la Unión Europea y el sudeste asiático. Ahora la responsabilidad recae en el nuevo gobierno entrante de implementar respuestas regulatorias estratégicas que puedan preservar el estatus del Reino Unido como un centro de innovación y adaptación en la era digital.